miércoles, 4 de diciembre de 2019

Defiende tu fe



Muchas veces criticarán a la Iglesia católica, sin embargo todos somos pecadores, 
el mal acecha en cada esquina. Así como hay pederastas, ladrones y estafadores en nuestra Iglesia, 
las hay en las otras.

Entonces, ¿por qué seguir?
Porque nosotros seguimos a Jesús y sus mandamientos, no a los hombres.

Si el hombre ha errado el camino,
es deber nuestro corregirlo, pero no por ello debemos abandonar a nuestro Dios.
El problema no es Jesús, sino la gente que hace el mal escudándose en Él para justificarse.

Véamoslo de forma más simple: si en tu familia o amistades hay alguien que roba, viola, mata o golpea a otros... ¿tú también eres ladrón, violador, asesino o golpeador solo por formar parte de la misma familia o del mismo grupo de amigos? Y por formar parte de la misma familia o grupo, ¿significa que estás de acuerdo con el obrar de esa persona?

De la misma manera ocurre con la Iglesia: no es que consintamos ni estemos de acuerdo (¡en absoluto!) con los que hacen daño, matan, violan o estafan a los demás. Pero somos capaces de diferenciar el bien del mal, a Dios de los hombres, a nuestra Iglesia verdadera y fiel de aquellos que obran el mal. Y es por ello que nos mantenemos fieles a Dios, a pesar de los errores de los hombres.


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