A veces cuando vamos a orar, dudamos. No sabemos qué decir o cómo hacerlo. ¡Pero no te angusties por eso! Dios es tu padre, Jesús es tu hermano y tu amigo, María tu madre.
Cuando quieras hablar con ellos, hazlo como lo harías con tu familia y tus amigos: desde el corazón. Cuéntales tu día, diles qué te dolió y por qué, qué cosas habrías deseado que fueran distintas, qué preocupaciones atormentan tu mente... y entrega todo con fe en que las cosas mejorarán.
Luego da gracias por cuánto tienes y te ha sido dado, y verás que tus oraciones serán escuchadas, porque las has dicho de corazón.
Un abrazo y feliz semana para todos,
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